cada dia, un escrito.

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viernes, 20 de agosto de 2010

la mañana es de buster keaton - parte décima


los edificios y sobre todo la torre de los ingleses, parecían llorar como lavando la culpa de robar y humillar al sol cada día, se disculpaban de privarnos de sus caricias. era tan intensa la lluvia que era inútil seguir buscándola y en las calles, la gente creía firmemente, que si caminaban mas rápido se mojarían menos. si no le hubiese mentido sobre el silencio de mi voz, podría llamarla y preguntarle si se mojó por dentro o por fuera. podría mandarle un mensaje texto, pero me parecía demasiado impersonal aunque dada mi condición de falso mudo sería lo mas acorde. caminé despacio mientras el agua me pesaba cada vez mas, me detuve abajo del toldo de un local de comida, era ideal por que el horno que hacia las empanadas daba a la vereda, la mejor forma de secarme. no voy a engañarme, prefiero comprar estampillas para pegar en las cartas que le mandaría (aún no tengo su dirección), tocaría el timbre y esperaría nervioso en su umbral, tiraría una pequeña piedra a su ventana en medio de la noche, recitaría como un cyrano (que esta cansado de ser su propio enemigo) los poemas que inventaría. nada de esto será posible, a menos que confiese. tal vez, me equivoque, ojalá me equivoque, ¿cuantos son los sin voz, que igual se expresan? sería perpetuar y agrandar una mentira, pero debo encontrar la forma, ¿porque establecer limites cuando nos los hay? alguien que de verdad no escucha es privado de la música, pero yo la conozco, podría inventar palabras o gestos para describirla. alguien que de verdad escucha, es privado del lenguaje que utiliza el que no, perdiendo así, todo lo que tiene para decir. ¿porque no aprender ? ¿porque permitir estas barreras que nos separan?


la semana próxima, dos capítulos decisivos.


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