cada dia, un escrito.

cada dia, un escrito.

viernes, 27 de agosto de 2010

la mañana es de buster keaton - parte doceava


tomé sus manos con lluvia y escuché el color de su risa, no había dudas, era ella. giré, pero con los ojos cerrados para demorar el momento, e intentar no pensar mas allá del presente. abrí despacio y entendí, que el agua cantaba en todas partes y solo se dejaba brillar en su cuerpo. hablamos con las risas del sonrojo, hice señas para invitarla a la juguetería, respondió como la nena que aún llevaba adentro. antes de entrar, nos sacudimos como perros empapados, no funcionó para secarse, pero si para divertirnos. ella acelero el pulso, y fue directo a la escalera que daba al subsuelo, seguí su ritmo pero resbalé, amagué una caída letal que solucioné con el equilibrio que proporciono la baranda de la escalera, me detuve, respiré aliviado, y cuando estaba bajando me patiné, caí como derrotado, por suerte ni ella, ni nadie me vio. una música demoníaca atormentaba a los niños y a sus padres, en las estanterías, los muñecos de acción empuñaban sus armas, las muñecas siempre sonrientes con sus vestidos y peinados de moda, los juegos de mesa y los rompecabezas esperaban a ser redescubiertos, los disfraces de superheroes estaban prolijamente colgados sin ser mirados y ella estaba sentada en el piso probando máscaras y jugando a ser otra. me acerqué y sin que me viese, la veía desde atrás de una torre de rastis (si, volvieron) que alguien armó con sumo cuidado y pretensión, tenía puesta una horripilante máscara de cerdo, aún así, no dejaba de ser hermosa. se levantó, miró para todos lados y fue buscarme, cuando se alejó del baúl de máscaras, me acerqué silenciosamente. encontré un parche y sombrero de pirata, muy cerca de ahí, agarré una espada y un garfio. practiqué el caminar como si tuviese una pata de palo y fui a buscarla, en ese momento pensé en lo ridículo que podía ser, lo admití y al instante me sentí mejor por reconocerme. espíe por un hueco donde faltaba un ludomatic y la vi de espaldas, corrí hasta donde estaba para interceptarla. para mi sorpresa no estaba sola. era un hombre de mas o menos mi edad, vestido de traje, totalmente seco con paraguas en una mano, con la otra acomodaba y opacaba el brillo que ella llevaba en su pelo. ella lo corrió y al girar me vio, no pudo contener la risa, el también giró para buscarla y se rió como creyéndose mejor. ella vino a mi lado, gesticulo exagerando para que entienda, "vamos a jugar a otro lado", pero él ya estaba buscando mi mano para presentarse. era el ex novio, yo un pirata mudo, ella, una mujer mojada que por primera vez, pude ver como fruncia el ceño y percibir una tristeza que le estaba volviendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario