cada dia, un escrito.

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miércoles, 28 de julio de 2010

picasso, mento o la crónica feriada


llegadas tarde que terminan en una persecución entre puestos que venden despertadores,
algún tropezón que no vio y otros que si por donde estacionan los taxis,
ruido a ciudad que logra apurar los pies, así los pensamientos pueden aliviarse,
cambio exacto para los pasajes que incluyen dudas sobre el número de andén,
asientos al revés que hablan solos, que en algún momento serán dados a alguien con mayor urgencia,
estaciones escritas para no perderse juegan con grafismos en el anotador,
búsqueda de plazas que nadie sabe bien donde quedan,
naranjas amargas pero que huelen bien como para una mermelada,
mesa de piedra redonda que siempre escuchará atenta a los corazones debilitados,
diagonales, pasajes, calles cerradas y pequeños bancos en los kioscos para ver las golosinas,
almacenes con carteles de tiza que despiertan inevitables ganas de pintar el aire,
confusión de cual es la derecha por el aroma de una rotisería inolvidable,
confusión de cual es la izquierda por bastidores, pinceles y kilos de masilla fría en oferta,
museos cerrados pero banderines celebrando y mas puestos que venden los mismos despertadores,
niños que corren sin miedo a caerse y padres desesperados que los siguen,
atardecer sin mates y restos de pasto que no saldrán del suéter tejido a mano,
paz alterada por la represión creativa que le ofrecen a los niños con dibujos para colorear (síndrome de hoja en blanco?),
hombres y mujeres que viajan sostenidos por el viento,
horario ideal para las fotos sensibles,
mudanza y futuro triste para los colores de las paredes,
luces bajas para una luna casi llena, ojos cansados de recordar,
y al final, un foco quemado que nunca será cambiado, a menos claro, que busquemos la escalera.


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